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Actitud ganadora: ¡¡imprescindible!!

Muchas cosas de las que hoy te afectan están fuera de tu control, pero afortunadamente existen otras muchas que sí puedes controlar. Tu actitud es cómo eliges responder ante las circunstancias y quién decides ser ante el cambio: es tu actitud la que puede aumentar o reducir tu estrés de manera radical.

 

Decisiones para tener una actitud positiva:

 

  • En vez de resistir… acepta: acepta lo que es un hecho. Hay circunstancias que, por más que te esfuerces, no puedes cambiar (al menos no tan rápido como te gustaría). Tu estrés aumenta cuando resistes lo que te sucede. Al resistir le das poder a aquello que estás resistiendo. Al aceptar y soltar tu resistencia recuperas tu poder y puedes sentirte mejor.

    ¡¡Ojo!! No confundas la aceptación con resignación: tú puedes aceptar las circunstancias simplemente por el hecho de que en este momento son esas las circunstancias, y a la vez elegir cambiar lo que dependa de tí.

  • En vez de resignarse… aprovecha: el aceptar tus posibilidades de acción inmediata y transformación a futuro es lo que diferencia la resignación de la ambición activa por una mejor situación.

    Aprovecha lo que sí está en tus manos hacer y te alejarás de la ansiedad producida por la sensación de estar fuera de control. Ponte en movimiento y decide aprovechar lo que sí esté en tus manos.

  • En vez de evadir… asume: cuando las cosas no son como queremos solemos buscar un culpable externo. El reto y la madurez está en asumir lo que es tuyo: la forma en que tú has contribuido a lo que hoy sucede y la oportunidad que tienes para cambiar las cosas.

    Si evades tu responsabilidad, niegas tu poder y tu capacidad para aprender. Cuando asumes lo que te corresponde te adueñas de tu poder sobre ello al momento.

  • En vez de sólo desear… comprometerse: la única forma de obtener resultados diferentes es haciendo cosas distintas. Desear algo mejor es necesario, pero no es suficiente y debes acompañarlo con el compromiso de hacer lo que haga falta hacer para mejorar tus circunstancias.

    Si eres de los que diariamente te sometes a una intensa dieta mediática, ¿qué tal si eliges leer menos la prensa diaria y evitar noticieros nocturnos en televisión justo antes de acostarte?. Te apuesto algo: el mundo no va a cambiar porque tú dejes de ver, escuchar y leer noticias; pero tú salud mental sí puede beneficiarse enormemente de una adecuada dieta mediática.

  • En vez de preocuparse… ocuparse: ponte en acción; muévete hacia lo que quieres y está en ti lograr. Hay situaciones que definitivamente escapan de nuestro control. Hagamos lo que hagamos, ni siquiera podemos influir sobre ellas. Entonces, ¿qué caso tiene preocuparte por aquello que escapa de tí?

    Si puedes cambiar algo entonces ponte en acción; de lo contrario, acepta que eso escapa a tu influencia y decide soltarlo para hacerte cargo de las oportunidades que sí puedes aprovechar. Si algo tiene solución, ¿de qué me preocupo?, y si algo no tiene solución, ¿de qué me preocupo?

  • En vez de olvidarse de lo que tenemos… agradecer lo que tenemos: con un nivel de estrés alto es normal que pierdas perspectiva y te desconectes de lo que tienes. En medio del caos corres el peligro de dar por sentado y olvidarte de lo que realmente llena tu vida y constituye tus éxitos y fortalezas.

    El agradecer te permite enfocarte en lugar de aquello que te hace falta. En la gratitud los miedos se desvanecen ya que te das cuenta de que has recibido y tienes más de lo que creías: experiencias, amistades, aprendizajes, momentos, oportunidades, amores, talentos, fortalezas, conocimientos.

  • En vez de desconfiar… confiar: deja de pensar que tus circunstancias negativas son permanentes y elige creer que todo se mueve en ciclos y que después del invierno viene la primavera.

    El miedo se alimenta de una proyección mental catastrófica de lo que puede suceder. Esa misma energía y talento para visualizar en negativo puedes enfocar en lo que realmente deseas: el éxito.

  • En vez de visualizar en negativo… apostar a ganar: como decía Henry Ford, “tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, estás en lo cierto”. En tí está elegir conscientemente y apostar a “ganador“.

No es simple pensamiento positivo. No es pretender ingenuamente que todo va a salir bien por el simple hecho de pensar que así va a ser.
Ya aceptaste la realidad. También identificaste lo que puedes aprovechar de las circunstancias. Además has asumido tu responsabilidad en el proceso. Estás comprometido a la acción y estás ocupándote de lo que es posible. Conectado con la gratitud por lo que ya tienes, decides confiar en tí, en el otro y en el proceso.

Ya lo que queda es apostar a ganar… y llevar tus decisiones a la acción.